Después de este fenómeno explosivo se pueden producir dos casos: o la estrella es completamente destruída, o bien permanece su núcleo central que, a su vez, entra en colapso por sí mismo dando vida a un objeto muy macizo como una estrella de neutrones o un Agujero Negro.
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La explosión de una supernova es un fenómeno relativamente raro.
Hoy se calcula que cada galaxia produce, en promedio, una supernova cada seis siglos. Una famosa supernova de una galaxia exterior es la aparecida en 1885 en Andrómeda.
Astronomos de la Universidad de valencia han logrado fotografiar una imagen "radioastronómica" de la estrella supernova más joven jamás obtenida, sólo 14 días después de que el astro explotase en la Galaxia del Remolino, situada a 23 millones de años luz de la tierra.
Un equipo internacional de astrónomos, retrató la estrella el pasado mes de Junio gracias a varios telescopios situados en España, (el de Robledo de Chavela de Madrid de la Nasa y el del instituto Geográfico Nacional en Guadalajara). También el de Suecia, Alemania y Finlandia.
Tenemos que tener en cuenta que el estallido cósmico que supone la muerte de una estrella, se ha fotografiado con una claridad que equivale a ver una pelota de golf en la superficie de la luna.
Además se convierte en la imagen que refleja el estado más temprano de este fenómeno tan dificil de registrar, ya que pocas de estas explosiones emiten radiofrecuencia.
Con la convinación de varios telescopios se ha podido conseguir la capacidad de un telescopio de miles de kilometros de tamaño, lo que ha permitido obtener una imagen muy nítida de la supernova. A partir de esta imagen se podrá saber la velocidad de expansión de la onda de choque que se genera con la explosión.
Dicen los entendidos, que con la precisión obtenida en la imagen se puede buscar la estrella percusora en las imágenes de la galaxia anteriores a la explosión, además de calibrar mejor las nuevas observaciones previstas.
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